Los ricos y variados aromas del café resultan de la interacción de múltiples factores, como el origen geográfico, el tostado y los métodos de preparación. Los compuestos bioquímicos como los ácidos clorogénicos, los aldehídos, las cetonas y los ésteres juegan un papel crucial en la formación de estos aromas. Las técnicas analíticas modernas, como la cromatografía en fase gaseosa y la espectrometría de masas, permiten descifrar y optimizar estos perfiles aromáticos.